miércoles, 18 de noviembre de 2015

¿QUIÉN SOY?

Todos los niños que habían asistido al cumpleaños estaban fascinados con el animador.
Subió al escenario. Tenía puesta una enorme careta. “¿Quién soy?” - preguntó.
“El ratón Mickey” - respondieron todos.
“¡No, no…!” - respondió con voz gruesa quitándose la careta.
Los pequeños entonces pudieron ver horrorizados que era el legendario lobo del cuento de la caperucita roja…
Muchos comenzaron a llorar: “¡mamá, mamá!”.
Pero, rápidamente, el animador los volvió a tranquilizar: esta vez apareció como el 
Pato Donald .
Los niños se tranquilizaron por unos instantes - hasta que volvió a mostrar su hilacha y exhibió su cara enojada y rabiosa de la bruja Cachabacha. Nuevamente los llantos, que fueron una vez más sosegados cuando amigablemente asomó representando a 
Goofy, y luego como Pluto alternando entre figuras simpáticos y afables -y otras ásperas y escabrosas…

Nuestra larga historia ha visto todo lo que uno pudiera imaginar. Momentos de gloria, y otros de vergüenza. Héroes y villanos. Elevación de algunos en circunstancias de desafío y tentación, en los que sucumbieron otros.
Todo lo que la Torá pronosticó que podía llegar a ser realidad, terminó cumpliéndose.
El antisemitismo no es una leyenda, sino que se manifestó en sus más airadas expresiones durante los últimos dos milenios. Pero, los judíos se mantuvieron a pesar de todos estos excesos.
No solo han sobrevivido, sino que han fielmente mantenido en pie el cumplimiento de la Torá, a pesar de las enormes dificultades.

Una de las circunstancias que la Torá describe (como contingencia) es que “se alzará en tu medio un profeta o un soñador y te diera una señal o te mostrara una maravilla”. El objetivo de esta demostración es para acreditarse y evidenciar el poder de una idolatría a la que quiere convencerte que tú también adores. (D´varim 13:2).

La Torá obviamente advierte hacer caso omiso a tales propuestas, y - por el contrario - llevar a aquel provocador ante la justicia y aplicarle la pena que le corresponde.
Nuestra historia también está repleta de estos nefastos seductores y sediciosos - que afanosamente cumplieron su ejercicio en las maneras más diversas - no escatimando en muchas instancias y el uso de la fuerza para lograr sus propósitos.

El TaNa”J ya menciona a los profetas falsos de aquella época bíblica. 
La historia de Janucá es la culminación de la lucha de los macabeos en contra de la ocupación greco-siria, apoyada por los judíos helenistas traidores.
Más tarde, sus sucedáneos - los saduceos - propusieron durante varias décadas previas a la destrucción del segundo Bet haMikdash una Torá que negaba de raíz la tradición de la Torá transmitida por los Sabios.

Los cristianos intentaron durante siglos (y hasta el día de hoy) llevarse almas judías (¡¿para “salvarlas”?!) hacia su credo. 

Los Karaítas, alumnos de Annan ben David (personaje resentido por no haber sido considerado, en su pretensión de poder entre los judíos de Babilonia) comenzaron a propagarse en el siglo VIII (de la era común) y - durante varios siglos - condujeron a muchos judíos a alejarse de sus fuentes auténticas. Ellos también formulaban un “judaísmo” que no estuviera limitado según la exposición obtenida y aceptada por los Sabios de la Guemará (Talmud) y los Gueonim que les prosiguieron.

En las épocas más modernas, los falsos Mesías - entre quienes el más famoso fue Shabetai Tzvi, siglo XVIII - confundieron a las masas de judíos con la embustera fábula de que habían sido enviados para redimir al pueblo de Israel de su exilio.

Los reformistas crecieron después de la Emancipación en el centro de Europa. Propusieron un “judaísmo” que se asemejara al credo cristiano en sus ritos, liberado de cumplir de muchas Mitzvot y de la esperanza de finalmente ser redimidos y conducidos a la Tierra de Israel como nación elegida de D”s.

Los iluministas del este de Europa tomaron parte de las propuestas de los reformistas bajo la bandera de la Haskalá (iluminismo judío), que - muy por el contrari o de lo que los nombres que se atribuyeron parecerían sugerir - ensombrecieron, confundieron, perturbaron y entorpecieron el conocimiento del judaísmo, logrando también ellos una gran merma de judíos de las filas de nuestro pueblo. 

Los conservadores siguieron los pasos de los reformistas - bajo un nuevo seudónimo y algunas sutiles diferencias, pero manteniendo la negación de la Divinidad de la Torá y de la autoridad de las palabras de los Sabios - y también tuvieron su auge momentáneo.

El sionismo - tal como su agenda inicial lo planteaba, quería conducir a los judíos a algún sitio de la tierra en donde pudieran estar libres de los opresores y tiranos - y también libres del cumplimiento íntegro de la Torá. Poco más tarde se sumó y unió a su ideario las nociones socialistas y comunistas que estaban en boga en aquel momento y que muchos judíos ya desviados por el iluminismo creían que era la redención de la humanidad. 

¿Cuál fue el común denominador de las ideologías “alternativas” que pretendieron reemplazar el judaísmoraigal, o - al menos - presentarse como una “corriente” válida (?) adicional en el seno del judaísmo?


En primer lugar: todas las proposiciones que mencionamos terminaron por arrancar a miles de judíos del seno de nuestro pueblo. Sus hijos y nietos hoy ya no se identifican con la nación de Avraham, Itzjak y Iaacov.
Además, y como no podría ser distinto - ninguna de ellas logró perdurar en el tiempo. Todas crecieron, tuvieron un momento - que pudo incluso subsistir durante varias generaciones - de florecimiento y cúspide, y terminaron por marchitarse y desaparecer.

Sin embargo, en los momentos de apogeo de cada una de ellas, parecieron tan legítimas que permitió hacer creer que fueran versiones fidedignas del judaísmo (claro está que las nuevas propuestas siempre estaban acompañadas de ciertos conceptos de la Torá, pues de otro modo sería imposible engatusar o enredar al distraído y al negligente). A ojos del inexperto, el judaísmo tradicional estaba por “desfallecer y desaparecer” - D”s libre - mientras que las nuevas creencias vendrían a “salvar al judaísmo” de su extinción - salvo que D”s ya garantizó que eso jamás sucedería, y el judaísmo de D”s no requiere de salvadores.

Por último, en todos los casos, el “envase nuevo” en que se expresaban las nuevas ideologías, dificultaba ver sus rasgos comunes con las propuestas fallidas anteriores que ya habían hecho extraviar para nuestra desgracia a tantos hermanos.
Quienes se oponían en cada una de las instancias a las ideologías que estaban en boga: el iluminismo, el sionismo, o cualquier otra, no solamente eran tildados de exagerados y retrógrados, sino que eran pintados en la luz más negativa por los aparatos de propaganda que apoyaban las doctrinas “de actualidad”.

La Torá nos enseña que en el lapso preciso en el que Iaacov estaba a punto de encontrarse con su hermano Eisav y estando momentáneamente separado de su familia, se le presentó un “hombre” que luchó con él hasta el amanecer (Los Sabios nos hacen saber que no se trataba de un ser humano sino que era un representante espiritual de su hermano rival Eisav que trataba de impedir su llegada a Israel. Cuando el ángel de Eisav no pude derribar a Iaacov, éste le obligó a bendecirlo. Después de sumarle el nombre aristocrático “Israel”, Iaacov preguntó a su adversario por 
su nombre. La respuesta fue (aparentemente) evasiva: “¿Por qué preguntas por mi nombre?” (Bereshit 32:30).
Los Sabios reflexionan acerca de esta respuesta ambigua y misteriosa. ¿Qué mensaje velado querría decirle el representante de la perversidad al triunfante (pero intranquilo por el futuro de su incipiente nación) Iaacov?
Rash”í cita el Midrash que explica las palabras del ángel: “No poseemos un nombre estable. Nuestro apelativo se modifica de acuerdo a la misión a la que somos enviados”.
¿Qué clase de respuesta es esa? ¿Por qué no se conoce su nombre? ¿acaso no tenía una misión en aquel momento?

Rav Jaim Dov Keller, Rosh Ieshiva en Telshe (Chicago), explicó que las palabras del ángel ilustraban a Iaacov acerca de la batalla ideológica que deberían librar los judíos a lo largo de toda la historia. No tiene un solo “nombre”. No habría una sola entidad o elemento con el que Iaacov debería contender. El ángel no podía definir su esencia, porque la naturaleza del contrincante se modificaría continuamente. Al cambiar el carácter del adversario, no habría un plan de batalla que podría trazar por adelantado

Los Sabios continúan y también nos hacen saber un detalle relevante adicional acerca de la “naturaleza del emisario de Eisav: ¿qué aspecto corporal tendría?
“Tenía aspecto de idólatra” dicen primero, pero luego agregan: “tenía aspecto de Talmid Jajam (estudioso de la Torá)” (Julín 91.).
¿Idólatra o estudioso? ¿o ambos?

Evidentemente no sería sencillo identificarlo. En otras palabras: no se puede fiar en el semblante exterior: es posible que quien asalte a Israel e intente desviarlo, se muestre como un sabio. Quizás pose con una frondosa y larga barba. Posiblemente incluso hable de modo misterioso a tal punto que no se le entienda lo que dice. Quizás dispense bendiciones a sus adeptos y ostente un halo místico. Posiblemente muchas personas puedan contar reverentemente de cómo adivinó con lujo de detalles su vida personal y otros le atribuyan poderes proféticos y habilidades milagrosas. 

Al igual que en el pasado, estamos inundados de “nuevas propuestas” que suelen tener un aire de virtud y honradez que pueden confundir hasta al más experto.
Y, no diferente a otras épocas, quienes formulan estas corrientes están sustentados por maquinarias publicitarias que intentan poner a la defensiva a quien los cuestiona e intentan velarse con las Mitzvot que eligen arbitrariamente y pretenden difundir.

En la Tefilá nocturna, recitamos el siguiente pedido a D”s: “Separa al Satán de delante y de detrás nuestro”.
Las fuerzas del mal suelen ser engañosas: en algunos momentos pueden prevenirnos de cumplir Mitzvot (“delante nuestro”). En otras, pueden disfrazarse e instarnos a obedecer las Mitzvot, con tal de tenernos en sus manos (“detrás nuestro”). Esto no es diferente al origen de estas ideologías: Eisav y sus secuaces se asemejan al cerdo: este animal prohibido por la Torá posa y expone sus pezuñas partidas delante de él para aparentar una condición de casher.

En Janucá celebramos las luces del Bet haMikdash que fueron restauradas luego de la victoria de los macabeos. La luz puede iluminar, pero - si se la utiliza de manera indebida - también puede encandilar. Recemos porque D”s ilumine nuestro camino para no tropezar.

Daniel Oppenheimer

lunes, 9 de noviembre de 2015


miércoles, 4 de noviembre de 2015

מרדכי בן דוד | נקום | Mordechai Ben David | Nekom





Consejo del día

- No juzgues el pasado de otra persona, nunca olvides de donde viniste. no seas arrogante - porque no conoces tu futuro... - 

El sufrimiento

El sufrimiento es una mala comprensión de algo que nos sucede.

El mundo fue creado para el bien de las criaturas vemos que hay sufrimiento en el mundo ¿Cómo es que hay sufrimiento? vemos que ese sufrimiento no es generado por el creador infinito y eso lo podemos ver de forma muy simple en la relación de padres e hijos, muchas veces los hijos tienen deseos de hacer muchas cosas pero los padres ven m
ás haya de lo que ven los hijos -ven los objetivos- quieren que su hijo estudie se desarrolle, sea una persona de bien y a veces el niño que aun es inconsciente, que es inmaduro tiene otros caminos entonces el bien que quiere darle el padre y la madre a los hijos muchas veces lo toman como mal, pero cuando el niño se desarrolla entiende a sus padres; ósea cuando el hijo se transforma en padre y tiene que educar a sus propios hijos comienza a entender a sus padres por eso es la misma forma cuando el ser humano sale de su conciencia egoísta que se vea a el separado del Creador y transforma su egoísmo en altruismo, ósea comienza a dar igual que el creador da -comienza a comprender al Creador- y comienza a comprender eso que llamamos sufrimiento -no es más que una ayuda- para recapacitar es como el dolor de dientes ¿Es malo o es bueno? no, el dolor de un diente me ayuda a que el mal no se expanda y la infección no llegue al hueso y a la sangre. entonces el sufrimiento es una señal para recapacitar para aprender y eso depende de nuestras elecciones hasta donde seguimos el sufrimiento el momento que tomamos conciencia completa y real el sufrimiento cesa porque nos reconectamos a nuestra esencia infinita.

Rabí Haim David Zukerwar (Z'L) 


lunes, 2 de noviembre de 2015

EL ESTUDIO DE LA TORÁ

El Talmud Torá es y debe ser el primero y primario motivo en la vida del Judío NO PUEDO VIVIR SIN EL ESTUDIO DE LA TORÁ es un desafío que debemos asumir así como la estudiamos intrauterinamente pero al salir al espacio del mundo un ángel vino y con una palmadita en la boca nos hizo olvidar toda la Torá.
Y la pregunta es obvia ¿Porque nos hacen olvidar todo lo que habíamos aprendido? ¿Porque no llegar hasta este mundo sabiéndolo todo ya? ¿Con la experiencia del conocimiento?
Si la pregunta tiene lugar también de la respuesta nace de la misma pregunta: El ángel viene y toca la boca y hace olvidar todo lo aprendido porque cuando el Judío estudia la Torá está estudiando algo que ya conoce. Está recorriendo algo sobre lo que ya ha pasado -está repasando- está volviendo a su Yo su Ani iluminado porque la Torá es luz parlante. 


Santa Dependencia

El Talmud afirma que cierto hombre justo concluía siempre sus plegarias con las siguientes palabras:“Di-s, Tú sabes qué es bueno para mí y mi modo de vida. No he venido a informarte de mis necesidades o para llamar Tu atención a ellas; más bien, para que yo me dé cuenta de cuánto dependo de Ti…” La respuesta es que Di-s Mismo no requiere de nuestros recordatorios. Más bien, es nuestro deber rezar para que nosotros mismos recordemos a nuestro Creador y cómo todo surge de El. Si Di-s nos otorgara cada una de nuestras necesidades sin la plegaria, podríamos pronto llegar a creer que nuestras bendiciones de subsistencia, salud y felicidad, son el resultado de nuestros propios esfuerzos humanos. 

לכו בנים - אברמי רוט (מתוך זיץ 1) Avremi Rot








אוחילה לקל - אברמי רוט (מתוך זיץ 2) Avremi Rot







domingo, 1 de noviembre de 2015

Pirkei Avot Capítulo 1 Mishná 3

Antignos de Sojo, recibió de Shimón el justo.
 

Él solía decir: No sean como los siervos que sirven a sus amos para recibir un premio, sino, sean siervos que sirven a sus amos con la intención de no recibir un premio; y que el temor celestial [impere] sobre ustedes.

 “Con la intención de no recibir un premio …”
 

Se refiere con esto, que el servicio y la dedicación a Di-s debe ser por amor [desinteresadamente].
No obstante, todavía no se ha eximido del temor a Di-s, es por eso que, nuestra Mishná, sostiene que a pesar de servir a Di-s por amor, no deben abandonar el temor Divino: “y que el temor celestial [impere] sobre ustedes”, pues así está escrito en la Torá: “Al Eterno, Tu Di-s, temerás” (Deut. 6:13) y dijeron los sabios: “Servid a Di-s con amor, servidlo con temor. Amor, para no olvidar nada de lo que te haya encomendado hacer y temor para abstenerte de hacer algo que te haya advertido de no hacer. Pues el temor Celestial es una gran ayuda para abstenerse de cometer transgresiones, mucho más, con respecto a aquellos preceptos cuyo sentido lógico no se ve a simple vista, o que aparentemente parecieran, carecer de sentido.
 

Rabí Antignos, [el que está pregonando la presente enseñanza], tenía dos discípulos que se llamaban: Zadok y Baitós. Cuando ellos escucharon a su maestro decir esta enseñanza, salieron de su presencia y uno le dijo al otro: “He aquí que nuestro maestro dijo explícitamente que no existe recompensa ni castigo, [ni aquí ni en el más allá]”. Pero en realidad, no habían entendido [la profundidad de] sus palabras.
 

Así se apoyaron mutuamente [estos dos discípulos] y renegando del judaísmo y la Torá, formaron uno una secta y el otro otra secta distinta, es lo que los sabios llamaron: “Zadokim y Baitosim” y al ser que [Zadok y Baitos] no pudieron adquirir adeptos [para sus sectas], ni entre los instruidos en el judaísmo ni entre los que no lo eran; no les quedó alternativa que sostener como ciertas aquellas creencias que eran muy preciadas y firmes entre el vulgo [es decir el texto de la Torá], pues si proclamaban abiertamente la negacion de éstas, los hubieran lapidado. Entonces, afirmaron cada uno, que ellos aceptaban la Torá, mas renegaban de la explicación de la Torá recibida por los sabios, sosteniendo que no era genuina [y que la habían inventado ellos] Todo esto lo hacían para eximirse del cumplimiento de los preceptos tradicionales y de las normas y disposiciones rabínicas.
 

Al ser que les era imposible negar toda la esencia del judaísmo, [el texto de la Torá], consiguieron de este modo modificar y adaptar los preceptos a su gusto y necesidades, permitiéndose lo que se les antojaba y prohibiendo lo que ellos querían prohibir, y esto les fue posible merced a que ya habían dejado de creer en los principios básicos del judaísmo y buscaron aquello que fuera cómodo a las personas.
 

Así fue como estas sectas se distanciaron cada vez más del judaísmo y fueron conocidas en Egipto como: Karaim, mas los sabios del Talmud los llaman: Zadokim y Baitosim.
 

Estas sectas fueron las que comenzaron a poner en duda la veracidad de la tradición oral y explicar los versículos como mejor les satisfacía sin hacer caso alguno a las enseñanzas de los sabios, justo al revés de lo que Di-s encomendara en la Torá: “Conforme a la Torá que te enseñan [los sabios] y las leyes que te dijeran harás, no te apartarás de sus palabras que te encomendaran, ni a derecha ni a izquierda” (Deut. 17:11)