Antignos de Sojo, recibió de Shimón el justo.
Él solía decir: No sean como los siervos que sirven a sus amos para
recibir un premio, sino, sean siervos que sirven a sus amos con la
intención de no recibir un premio; y que el temor celestial [impere]
sobre ustedes.
“Con la intención de no recibir un premio …”
Se refiere con esto, que el servicio y la dedicación a Di-s debe ser
por amor [desinteresadamente].
No obstante, todavía no se ha eximido del temor a Di-s, es por eso
que, nuestra Mishná, sostiene que a pesar de servir a Di-s por amor, no
deben abandonar el temor Divino: “y que el temor celestial [impere]
sobre ustedes”, pues así está escrito en la Torá: “Al Eterno, Tu Di-s,
temerás” (Deut. 6:13) y dijeron los sabios: “Servid a Di-s con amor,
servidlo con temor. Amor, para no olvidar nada de lo que te haya
encomendado hacer y temor para abstenerte de hacer algo que te haya
advertido de no hacer. Pues el temor Celestial es una gran ayuda para
abstenerse de cometer transgresiones, mucho más, con respecto a aquellos
preceptos cuyo sentido lógico no se ve a simple vista, o que
aparentemente parecieran, carecer de sentido.
Rabí Antignos, [el que está pregonando la presente enseñanza], tenía
dos discípulos que se llamaban: Zadok y Baitós. Cuando ellos escucharon a
su maestro decir esta enseñanza, salieron de su presencia y uno le dijo
al otro: “He aquí que nuestro maestro dijo explícitamente que no existe
recompensa ni castigo, [ni aquí ni en el más allá]”. Pero en
realidad, no habían entendido [la profundidad de] sus palabras.
Así se apoyaron mutuamente [estos dos discípulos] y renegando del
judaísmo y la Torá, formaron uno una secta y el otro otra secta
distinta, es lo que los sabios llamaron: “Zadokim y Baitosim” y al ser
que [Zadok y Baitos] no pudieron adquirir adeptos [para sus sectas], ni
entre los instruidos en el judaísmo ni entre los que no lo eran; no les
quedó alternativa que sostener como ciertas aquellas creencias que eran
muy preciadas y firmes entre el vulgo [es decir el texto de la Torá],
pues si proclamaban abiertamente la negacion de éstas, los hubieran
lapidado. Entonces, afirmaron cada uno, que ellos aceptaban la Torá,
mas renegaban de la explicación de la Torá recibida por los sabios,
sosteniendo que no era genuina [y que la habían inventado ellos] Todo
esto lo hacían para eximirse del cumplimiento de los preceptos
tradicionales y de las normas y disposiciones rabínicas.
Al ser que les era imposible negar toda la esencia del judaísmo, [el
texto de la Torá], consiguieron de este modo modificar y adaptar los
preceptos a su gusto y necesidades, permitiéndose lo que se les antojaba
y prohibiendo lo que ellos querían prohibir, y esto les fue posible
merced a que ya habían dejado de creer en los principios básicos del
judaísmo y buscaron aquello que fuera cómodo a las personas.
Así fue como estas sectas se distanciaron cada vez más del judaísmo y
fueron conocidas en Egipto como: Karaim, mas los sabios del Talmud los
llaman: Zadokim y Baitosim.
Estas sectas fueron las que comenzaron a poner en duda la veracidad de
la tradición oral y explicar los versículos como mejor les satisfacía
sin hacer caso alguno a las enseñanzas de los sabios, justo al revés de
lo que Di-s encomendara en la Torá: “Conforme a la Torá que te enseñan
[los sabios] y las leyes que te dijeran harás, no te apartarás de sus
palabras que te encomendaran, ni a derecha ni a izquierda” (Deut. 17:11)
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