domingo, 1 de noviembre de 2015

Pirkei Avot Capítulo 1 Mishná 3

Antignos de Sojo, recibió de Shimón el justo.
 

Él solía decir: No sean como los siervos que sirven a sus amos para recibir un premio, sino, sean siervos que sirven a sus amos con la intención de no recibir un premio; y que el temor celestial [impere] sobre ustedes.

 “Con la intención de no recibir un premio …”
 

Se refiere con esto, que el servicio y la dedicación a Di-s debe ser por amor [desinteresadamente].
No obstante, todavía no se ha eximido del temor a Di-s, es por eso que, nuestra Mishná, sostiene que a pesar de servir a Di-s por amor, no deben abandonar el temor Divino: “y que el temor celestial [impere] sobre ustedes”, pues así está escrito en la Torá: “Al Eterno, Tu Di-s, temerás” (Deut. 6:13) y dijeron los sabios: “Servid a Di-s con amor, servidlo con temor. Amor, para no olvidar nada de lo que te haya encomendado hacer y temor para abstenerte de hacer algo que te haya advertido de no hacer. Pues el temor Celestial es una gran ayuda para abstenerse de cometer transgresiones, mucho más, con respecto a aquellos preceptos cuyo sentido lógico no se ve a simple vista, o que aparentemente parecieran, carecer de sentido.
 

Rabí Antignos, [el que está pregonando la presente enseñanza], tenía dos discípulos que se llamaban: Zadok y Baitós. Cuando ellos escucharon a su maestro decir esta enseñanza, salieron de su presencia y uno le dijo al otro: “He aquí que nuestro maestro dijo explícitamente que no existe recompensa ni castigo, [ni aquí ni en el más allá]”. Pero en realidad, no habían entendido [la profundidad de] sus palabras.
 

Así se apoyaron mutuamente [estos dos discípulos] y renegando del judaísmo y la Torá, formaron uno una secta y el otro otra secta distinta, es lo que los sabios llamaron: “Zadokim y Baitosim” y al ser que [Zadok y Baitos] no pudieron adquirir adeptos [para sus sectas], ni entre los instruidos en el judaísmo ni entre los que no lo eran; no les quedó alternativa que sostener como ciertas aquellas creencias que eran muy preciadas y firmes entre el vulgo [es decir el texto de la Torá], pues si proclamaban abiertamente la negacion de éstas, los hubieran lapidado. Entonces, afirmaron cada uno, que ellos aceptaban la Torá, mas renegaban de la explicación de la Torá recibida por los sabios, sosteniendo que no era genuina [y que la habían inventado ellos] Todo esto lo hacían para eximirse del cumplimiento de los preceptos tradicionales y de las normas y disposiciones rabínicas.
 

Al ser que les era imposible negar toda la esencia del judaísmo, [el texto de la Torá], consiguieron de este modo modificar y adaptar los preceptos a su gusto y necesidades, permitiéndose lo que se les antojaba y prohibiendo lo que ellos querían prohibir, y esto les fue posible merced a que ya habían dejado de creer en los principios básicos del judaísmo y buscaron aquello que fuera cómodo a las personas.
 

Así fue como estas sectas se distanciaron cada vez más del judaísmo y fueron conocidas en Egipto como: Karaim, mas los sabios del Talmud los llaman: Zadokim y Baitosim.
 

Estas sectas fueron las que comenzaron a poner en duda la veracidad de la tradición oral y explicar los versículos como mejor les satisfacía sin hacer caso alguno a las enseñanzas de los sabios, justo al revés de lo que Di-s encomendara en la Torá: “Conforme a la Torá que te enseñan [los sabios] y las leyes que te dijeran harás, no te apartarás de sus palabras que te encomendaran, ni a derecha ni a izquierda” (Deut. 17:11)

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